martes, 6 de noviembre de 2007

Something




Oyendo una rola de los Beatles, Gil me contó sobre Pedro.




Pedro era un Jaguar, hijo de familia mexicana, con la sangre azteca en sus venas. Creció comiendo tortillas, tamales, gorditas, picadas, panuchos y todos los derivados de la masa. Conoció el bolero, la salsa, el cha cha cha y el danzón, pero aun así fue rockero.



El rock le llegó al corazón por ahí de los 60, fue hijo de los primeros gringos mexicanos, Los Rebeldes del Rock, Los Teen Tops, Los Locos del Ritmo, Los Hooligans, Los Hermanos Carrión, Los Crazy Boys, Los Camisas Negras grupos que cantaban covers de la escena inglesa y americana de ese entonces, conoció a los Beatles por un amigo en el 64 y allí cambió a su vida.



Pedro huyo de la selva de concreto, huyó por que le tocó el movimiento estudiantil y siendo el estudiante, no le quedó otra que salir a la carretera. Llegó a Tijuana en el 66 y jaló a San Francisco en el 67, se fue para allá a alcanzar a su primo y vivir el sueño americano.



Una pareja de yuppies muy alivianados le dieron el aventón a Pedro a San Francisco, cómo casi no hablaba inglés les agradeció el viaje con un “Suave”. Lo botaron en un parque. Una misteriosa gringa le dijo “Welcome to the dream” y le metió una oblea en la boca a Pedro. Pedro probó el LSD.



Pedro regreso a México después de la matanza del 68, sin ningún remordimiento de haber fracasado en América y de que sus hermanos estuvieran muertos. A la semana de estar en su casa, comprendió que ese ya no era su hogar. De regreso en la carretera no dejaba de pensar en esa canción de Dylan “¿Cómo se siente, estar sin hogar, como un completo desconocido, como una piedra rodante?”. No dejaba de reír, mientras un pulgar se alzaba y pedía viaje a Tijuana.


En Tijuana, Pedro, se entero de las loqueras de Kesey y de Thompson, se impregno de rock y siguió sintiendo esa necesidad de viajar, fue esa necesidad que lo hizo regresar al estado de México para loquear en Avandaró. Bailó y participó en esa orgía de sangre y drogas.


Después de la corretiza de Avandaró, Pedro viajo con unos pipopes a Guadalajara, donde le habían dicho que también se rockeaba, conocío a Claudia, una pipope, y entre el “Suave” y el “Groovy” le metieron al danzón y Pedró cayó en el amor.


Cayó, pero no tan reció y decidió ir al sur, para encontrarse con un amigo de la prepa en Veracruz, en el puerto el rock no entraba recio, así que Pedro se encontró con el son y el huapango y le entró al cotorreo.


Un día se encontró a su hermana por Oaxaca y le dijo que su mamá ya estaba muerta, Pedro la enterró con un poco de tequila en el corazón. Después de ver a su hermana, decidió regresar al DF por culpa del remordimiento.
Caminaba Pedro por el centro de ciudad de México, cuando se topó con una cara llena de recuerdos, era Claudia pero retecambiada, teniá una exposición de pinturas en una galería cerca del café Tacuba y se llevó a Pedro a ver las pinturas.


A los tres meses hicieron como que se casaron y vivieron en un cuartucho, careciente de lujos, pero lleno de amor. Pedro no aguanto tanto encierro y se fue para la carretera.


Llegó a Acapulco, por la noche y durmió en la playa y vió las estrellas por primera vez, sintió el retortijón de lo que es amor y pensó en Claudia. Despertó en medio de la marea alta y se dió cuenta que en Acapulco no se rockeaba, regresó al DF al calor de Claudia.


Claudia lo abrazó con los brazos a abiertos, y el perdón en el corazón. No tuvo más remedio que dejar que durmiera entre sus piernas para que Pedro encontrará su hogar. Bienvenida la muerte chiquita.


Conocí a Pedro, hace 3 años en el Chopo y era todo un mexicanote era un Jaguar, era el prototipo del rockero Mexicano. Aún estaba con Claudia. Nunca se casaron. Pedro me dijó que su canción favorita es esa de “No quiero dejarla ahora, creo y de qué manera, que en alguna parte de su sonrisa ella sabe que no necesito otra amante”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

:)
vientos

Anónimo dijo...

INSISTO ESO DE LE PETITE MORTE ES GENIAL

Peniley Ramírez dijo...

me parecio estar sentada en la fil gdl con un maestro de la contracultura, ya sabes, ese vato que tanto nos ha mostrado. Y a la vez, ven y dime todas esas cosas, y pedro juan, y tanto mundo revirado que nos gusta construir. Deberias ver que en verdad, el dream es una mierda, y la carretera es el deseo mas grande, el mas intenso. Un beso, Peni