martes, 3 de febrero de 2009

Amor

Fue justo después de la graduación, en la primera semana mi vida universitaria, cuando comprendí que deseaba poseer a Rebeca. Toda mi vida la odié, a ella y a su papá, pero mi mamá es feliz y eso era lo que me importaba.

Cuando entré en la prepa y ella seguía en secundaria, ya varios amigos me habían hecho comentarios de lo buena que estaba mi media hermana, pero no fué hasta que mi mejor amigo Ricardo, con toda mi bendición del mundo, llegó a actuar. A los pocos meses empezaron a andar y fue así como empecé a hacer migas con Rebeca.

La relación de Ricardo y Rebeca o la doble R como los castraban, duró muy poco, pero fue el tiempo suficiente para que Rebeca se hiciera mi amiga y la de mis compañeros, fue una tapa divertida, en la que Rebeca me presentaba a sus amigas y tuve varias relaciones fugaces con muchas de ellas.

Pero en la graduación todo cambió. La loca de Rebeca me había besado y eso me había paniqueado. Le dejé de hablar un tiempo, pero en esa primera semana universitaria no dejaba de pensar en ella y en ese beso. Le dedique un buen de puñetas a mi media hermana, pero como nos habíamos dejado de hablar desde la graduación, no me decidía si esperar a regresar a Coatza, para hablar con ella ó mandarle un mensaje de texto a su cel.

Tres mese después y justo antes de las vacaciones de diciembre opté por lo primero y le puse “Que onda, ¿Cómo estás?” , enseguida me respondió un “Bien, ke milagro que t akuerdas de mi” y pues así seguimos mensajeandonos toda la tarde, ya luego fue en el Messenger, después hablabamos largos ratos por teléfono todos los días, como novios. Hablabamos puras tonterías, chismes, mamadas de la escuela, pero nunca de la noche de mi graduación

Estaba ansioso por llegar a Coatza para aclarar las cosas con Rebeca y llevármela a la cama. Rebeca también estaba nerviosa o eso creo, porque todo el viaje de regreso a Coatza nos estuvimos mandado mensajes. Ella fue por mí a la central, sólo ella. Cuando arribé, la vi parada con unos pants ajustados y una blusa rosita que no le tapaba el ombligo, la abracé y después la besé en la boca. Fue un beso largo.

No dijimos nada en el carro, ella manejó, llegué a mi casa y corrí a saludar a mi mamá, salude a su esposo, quien formalmente pagaba mi carrera, fuimos a cenar los 4 y recuerdo que nos divertimos mucho. Esa noche nuestros padres se fueron a dormir, y yo me metí al cuarto de Rebeca con el pretexto de ver una película. Hicimos el amor cuatro veces esa misma noche, no pienso meterme en detalles, pero puedo asegurar que es una noche que nunca olvidare.

Al día siguiente la cruda moral era fatal, no pude ni levantarme para desayunar y verle la cara a todos en la mesa, me excuse diciendo que la cena me había caído fatal y estuve casi todo el día encerrado en mi cuarto. Rebeca intentó entrar, pero le dije que me dejara dormir. En la tarde salí con ella y unos amigos y así pasaron mis días en estas primeras vacaciones decembrinas, hicimos el amor todas las noches, menos el día de mi partida.

El día de mi partida, fue ella quien me fue a dejar al ADO, en el camino me preguntó, “¿qué onda con la relación?” no le contesté nada. Ella me dijo que me amaba y que era el amor de su vida. No pude evitar reírme de ella y le conteste “No seas tonta, te imaginas el pedo en que nos meteríamos, mejor hay que dejarla así”.Su reacción fue llorar y la entendí, pero pues yo nunca la amé, solo me gustaba el sexo con ella y pasármela bien. El camión ya estaba siendo voceado y le dije “Rebeca, esto fue sólo algo de chamacos, olvidémoslo y sigamos con nuestra vida” .Me preguntó que si la amaba, fui sincero y le contesté que no. Lloró más, pero pues un camión me esperaba y ya no me quedaba tiempo para consolarla, así que le dije, nos mandamos mensajes. Nunca más nos enviamos mensajes de texto.

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