sábado, 29 de noviembre de 2008

El Calor

Cuando me levante, me di cuenta que sudaba, el calor era agobiante y el clima no servía, vi la hora en el celular, 6:15 a.m. un poco temprano para mí pensé e intente volverme a dormir, pero el calor era agobiante tanto que no pude dormir de nuevo.

Un dolor de cabeza me invadía hasta el trasero, había sido una noche agitada, pero no fuera de lo normal, sólo una persona un empresario europeo, fue fácil encontrarlo alojado en un hotel cinco estrellas, se encontraba celebrando una “noche mexicana” con un montón de bellas señoritas, un simple disparo basto, las pobres señoritas no supieron ni que paso.

Ahora a unas 6 horas de eso, me encontraba en un viejo motelucho en las afueras de Coatzacoalcos, con un fuerte dolor de cabeza y un calor de la chingada. Me gustaba dormir, dormir mucho, pero con este calor no podía dormir, al grado de que me molestaba seguir ahí, pero tengo otros dos trabajos en Coatza y tenía que quedarme aquí.

Bajé a decirle al recepcionista que me cambiara de habitación, que me diera una con un clima que funcionaria, en realidad no sabía si era correcto llamarlo recepcionista solo era un viejo señor, calvo, moreno y un poco bofo , leyendo Tvnotas sentado en un viejo sillón. No sé cómo podía estar así, tan tranquilo, el calor era agobiante, horrible cada vez era más fuerte, quería quitarme la piel. Le explique lo del clima, para que me cambiara de cuarto, pero me dijo que esos climas llevaban 5 años sin servir, y enseguida me preguntó si me quedaría otra noche ahí, “Nadie se queda aquí, nunca, solo vienen a lo suyo y se van, si usted me entiende, la verdad no quiero problemas, mejor váyase” mientras me decía eso el calor era más fuerte, tanto que su voz se oía lejana y lenta. El calor me empezaba a asustar, un calor así no era natural, ignore al viejo y regrese al cuarto.

Prendí la tele, la noticia del europeo ya estaba al aire, obviamente no sabían nada, pero lo que me sorprendió fue el reporte del tiempo, 24 grados centígrados para el puerto de Coatzacoalcos, yo estaba ahí y con este calor que tenía seguro eran más de 40 grados. ¿Me estoy volviendo loco? o es el calor el que me afecta; tal vez sea la segunda opción.

Pero es que soy una persona grande, sudo mucho tanto que a veces necesito llevar más de una toalla de esas pequeñas que son para el sudor, pero en realidad este calor era algo extraoficial, era horrible, no podía planear nada así, no podía ejecutar al otro sujeto si mi mente no dejaba de pensar en el calor, saque los papeles con su itinerario, hotel y todos esos datos, estaban hirviendo, ¿Cómo un papel puede estar tan caliente y no arder? De ahí vi su fotografía era un joven como de 30 años, pero su hora había llegado, la fotografía también está caliente, el respaldo de la silla, la cama, el sobre, el control de la televisión, todo estaba caliente.

Decidí preparar el arma, la tome y estaba fría, muy fría, friísima, parecía hielo, me la pase por la cabeza para aliviar el calor y estaba fría, seguía fría al parecer y no dejaba de estarlo, por más que la toque y jugué con ella siempre estuvo fría, quería compartir el frío y dispare a la televisión, ¡bang!, y el cuarto por un momento estuvo frío, solo por un momento.

Oí unos pasos acercándose al cuarto, debía ser el recepcionista, toco y grito “Le dije que no quería problemas, abra la puerta por favor”, la abrí e involuntariamente le dispare, no solo una vez, varias veces y cada balazo aliviaba el calor, el señor cayó sobre mis pies, manchando todo de sangre. La sangre también era fría. Aliviaba mi calor, el calor.

1 comentario:

reflexeye dijo...

quizas se la unica vez q te diga esto gil


Me gusto