sábado, 1 de diciembre de 2007

Jinetera


¿Sabes? Gil también me contó de sus experiencias con las putas.

Hacía tiempo que no me sentía tan bien, ella se había llevado mi cartera y mi reloj, pero me importo en lo más mínimo, había tenido el mejor sexo de mi vida y era justificable, esa mujer no solo había robado mis cosas; también había robado un pedazo de mí.

Era viernes por la noche y todo apuntaba en que no pasaría nada interesante, desde la tarde había unos nubarrones y a cada rato un rayo se dejaba caer, yo salí de mi casa a buscar un poco de ron y fui al oxxo más cercano a comprar la sustancia activa. Un viento de muerte se asomaba en cada esquina, la lluvia estaba a punto de caer, y así fue cayó a 2 cuadras antes de llegar a mi casa.

Decidí esperar bajo la carpa de una tienda que ya estaba cerrada, paso un largo rato y la lluvia no bajaba, así que abrí el ron y empecé a beber, en lo que la lluvia paraba.

Fue cuando la vi, venía corriendo con los tacones en una mano y la bolsa en el otro brazo, un vestido blanco todo mojado y sucio por el agua sucia de las calles, maquillaje corrido y el pelo todo revuelto, morena, los pezones erectos por el frío, llegó a la misma carpa en la que me encontraba y mi pene reaccionó.

Me volteó a ver y me tiro una risa coquetona. Estuvimos un rato bajo esa carpa sin que nada pasará, y me dijo -¿Me podrías dar la hora por favor?-, vi el reloj eran la 1:30 de la mañana; -Son las 2- le contesté; -Mierda, ya se me arruino mi noche- por un momento observo la botella de ron que llevaba -¿Qué no me vas invitar un trago?- perfecto, pensé y le alcancé la botella, bebió un buen trago sin escarmientos y otra vez silencio.

Soy pésimo para ligarme a mujeres, pero ellas siempre venían a mí; la lluvia por fin cesó y me dijo, -gracias por los tragos- y empezó a caminar; no podía dejar que esto pasara y le grité –Oye, ¿Y si nos acabamos el pomo en mi casa?- caminó de regreso y la llevé a mi casa.

Entramos y olvidamos la botella, solo nos besábamos, me acariciaba y yo la toqueteé toda; no podía respirar pero no importaba, entramos a mi cuarto y hicimos al amor varias veces; por fin me quede dormido con ella a mi regazo.

Hacía tiempo que no me sentía tan bien, ella se había llevado mi cartera y mi reloj, pero me importo en lo más mínimo, había tenido el mejor sexo de mi vida y era justificable, esa mujer no solo había robado mis cosas; también había robado un pedazo de mí.

Me levanté de la cama y me observe por la ventana, la luz del sol era fría, volví a acostarme, era una jinetera sin duda y yo me había enamorado de ella. Me volví a acostar para oler ese aroma de mujer. ¡Pinche jinetera, puta!.

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